En el momento menos pensado, todos podemos ser vecinos de una construcción. Personas de la tercera edad que viven en una quinta, una familia cuyos hijos reciben clases virtuales o pequeños negocios de una zona. El perfil puede ser diverso. El hecho es que una mañana nos podemos despertar con el anuncio de una próxima construcción al costado de donde vivimos.

Cuando hablamos de construcción no nos referimos únicamente a nuevos edificios de vivienda. También puede tratarse de una clínica, edificios de oficinas, un centro comercial o una universidad, entre otros. El sector de construcción sigue en crecimiento. Según la Asociación de Empresas Inmobiliarias (ASEI), el mercado inmobiliario de Lima Metropolitana creció un 30% en 2024 y se prevé que esta tendencia se mantendrá el presente año. Pero esta dinámica de construcciones que afloran en Lima y otras urbes del país trae retos complejos con un vecindario.

 

En esta situación hay dos actores relevantes, las empresas que van a construir y los vecinos que van a sentir los impactos de una obra, como vibraciones, polvo, tráfico y personal ajeno al vecindario. En este tablero hay un tercer actor, la municipalidad, que va a cumplir un rol fiscalizador, con una tendencia natural a apoyar cualquier reclamo de sus contribuyentes.
Es un proceso que implica sacrificios temporales para los vecinos, pero en el largo plazo puede ser una contribución positiva, como la revalorización de sus propiedades.

 

En estos 20 años, APOYO Comunicación ha ido consolidando una metodología que nos ha permitido sacar adelante proyectos complejos. Consideramos que todo mega proyecto de construcción debe seguir tres pasos clave:

 

• Para construir, hay que conocer primero quiénes son los vecinos: Los vecinos son un stakeholder clave para toda constructora. Pueden ser aliados o detractores. En toda comunidad hay grupos organizados (juntas vecinales) y liderazgos individuales que representan la posición de la colectividad. Por ello, el paso inicial debe ser tener una buena radiografía social, porque esta foto dará pistas importantes para planificar una buena estrategia de relacionamiento vecinal.

 

• Hay que tomar la iniciativa: El perfil bajo no existe y menos en un entorno vecinal donde los flujos de información, o desinformación, son veloces debido a las redes sociales y a los grupos de WhatsApp vecinales. Hoy, los desarrolladores de infraestructura con las mejores prácticas en materia de relaciones vecinales son muy proactivos, buscando a los vecinos para explicar de manera transparente y lo más didáctica posible las características principales de un proyecto constructivo. Esa es la forma como una empresa constructora puede marcar la diferencia y posicionarse como un buen vecino. Es una manera de decirle a la comunidad: “Ustedes son importantes”.

 

• El contacto diario genera confianza y previene riesgos: Informar constantemente y con claridad los avances del proyecto de construcción y atender con rapidez y efectividad cualquier perturbación derivada de la obra tiene un impacto poderoso en los vecinos afectados, porque se sentirán respetados y tomados en cuenta. Esta cercanía con el vecino reduce quejas y abre espacios interesantes de trabajo conjunto en torno a problemáticas que preocupan a la comunidad y cuyo abordaje puede estar en línea con las políticas de responsabilidad social y sostenibilidad de una empresa. La comunicación constante construye lazos, disipa temores y allana el camino para contar con un entorno estable.

 

En resumen, comunicar bien en el sector construcción no es opcional, es esencial. La imagen de buen vecino es algo que también se construye, cuál ladrillo sobre ladrillo, con diálogo y escucha activa.

 

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Elaborado por: Luis Vera – Coordinador de Proyectos